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martes, 13 de noviembre de 2018

El perro en el entorno aeroportuario

El perro en el entorno aeroportuario

Tras la decisión de la Comisión de la Unión Europea de 30 de julio de 2010, por la que se establecen medidas detalladas para la aplicación de las normas básicas comunes de seguridad aérea, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) se puso manos a la obra para desarrollarla e implantarla en nuestro país.
Esta decisión supone un avance en la utilización del perro como “herramienta” de seguridad en el entorno aeroportuario en nuestro país, que culmina con la acreditación de los primeros binomios perro-guía en el año 2015.
Como en cualquier otro entorno, el perro se convierte en un gran aliado en aras de elevar el grado de seguridad de cualquier instalación en sus distintas modalidades, que podemos dividir en dos grandes áreas de trabajo: los perros detectores y los perros de seguridad propiamente dicho. No obstante, la cultura española respecto a estos animales y su desempeño dista mucho todavía de la de otros países europeos como Francia, Holanda, Bélgica o Alemania, donde la presencia de los equipos caninos es algo habitual.
De esta manera se puede diferenciar el perro de seguridad orientado a la reacción y el perro detector dirigido a la prevención en busca de sustancias prohibidas, ya sean estas drogas, armas, explosivos, etc.
Con la aplicación y entrada en vigor de la decisión de la Comisión Europea a la que nos referíamos al principio, se abre un nuevo horizonte de colaboración en los aeropuertos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS), pues añade un elemento más a la presencia del vigilante de seguridad. Bajo el mandato y la cooperación de éstos, la seguridad privada desempeña una función eminentemente preventiva en las terminales de carga aérea en la que es obligatoria la securización del cien por cien de la carga. No obstante, determinados envíos, por sus dimensiones o características, solo pueden ser revisados por los perros detectores. El siguiente paso ha sido el control de los suministros de las aeronaves con estos mismos procedimientos. Esperemos que en poco tiempo nuestros eficientes “compañeros” continúen con la evolución natural para convertirse en una herramienta común para la seguridad de los viajeros y sus equipajes, y que resulte tan natural como en otros aeropuertos europeos observar el patrullaje preventivo de los guías y sus perros por todo el recinto aeroportuario. En ese sentido, hay que subrayar la necesidad de contar con un equipo de lo más cualificado y capacitado, que desempeñe un trabajo serio y profesional, como es el caso de la sección canina de Mega-2 Seguridad.
En la situación que nos encontramos de una amenaza a nivel global, una de las principales ventajas que ofrece el equipo de perros detectores es su movilidad y dinamismo. Los controles de seguridad se encuentran estáticos en puntos fijos claramente diferenciados, mientras que un binomio puede moverse a lo largo del espacio aeroportuario controlando todo el terreno. Ofrece una mayor garantía de seguridad, aumentando el efecto disuasorio, tanto en el caso de búsqueda de explosivos, como en el tráfico de estupefacientes, puesto que los usuarios desconocen qué tipo de perro maneja el vigilante. Se trata, por tanto, de un filtro móvil de seguridad extra, es un valor añadido.En cuanto a las terminales de carga y los suministros de aeronaves y su capacidad de accesibilidad a las mercancías transportadas, independientemente de su tamaño y composición, ofrece una garantía que otros medios técnicos como el escáner no pueden inspeccionar

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