Indra desarrolla una solución electrónica que detecta y desactiva a distancia los drones que invaden aeropuertos o zonas militares
Los vuelos ilegales de drones han puesto esta semana en jaque las pistas del aeropuerto de Gatwick, en Londres. Su vuelo no autorizado provocó el cierre el jueves y parte del viernes. Las autoridades no lograban controlarlos ni repelerlos. ¿Se puede asegurar un aeropuerto contra las máquinas tripuladas a distancia? La empresa española Indra asegura que sí. Ha desarrollado una solución específicamente preparada para proteger un aeropuerto o cualquier otro espacio civil o militar frente a varios drones que vuelen sin autorización, poniendo en riesgo la seguridad, según la empresa.
Se trata de un escudo inteligente, denominado ARMS (Anti RPAS Multisensor System), capaz de detectar la presencia de estas aeronaves a kilómetros de distancia, mucho antes de que supongan un riesgo, identificar el modelo de aeronave del que se trata y neutralizarla si invade la zona a proteger.
La solución ARMS de Indra puede utilizarse de forma dirigida para dejar fuera de juego un solo dron, en una intervención quirúrgica, o todo un enjambre de aeronaves completo, aplicando medidas más agresivas. En caso de que la invasión se produzca simultáneamente desde diferentes puntos, el sistema también está preparado para activar una defensa completa, generando una cúpula de protección.
El proyecto ya se ha vendido al ejército de un país asiático otros clientes, y varias entidades de distintos países tanto civiles –gestores de aeropuertos, fundamentalmente- como militares se han interesado por ellos, informaron en fuentes conocedoras del acuerdo.
Indra detectó hace tiempo la preocupación que existe entre los operadores de aeropuertos y de otras muchas infraestructuras sensibles, plantas industriales e incluso edificios oficiales. A partir de esta necesidad, desarrolló este escudo inteligente, que se combina con las tecnologías de gestión de tráfico aéreo para aeronaves convencionales (ATM) y para aeronaves no tripuladas (UTM) propias de la firma española.
Detección, identificación, neutralización
El sistema de Indra dispone de un radar con un alcance de varios kilómetros, que se adapta en función de las necesidades específicas de cada aeropuerto o instalación, para asegurar la cobertura necesaria. Este sistema garantiza la detección de cualquier objeto en el aire sin importar si es de día o de noche o si la niebla o lluvia dificultan la visibilidad.
Para confirmar la alerta del radar, las cámaras infrarrojas desplegadas se dirigen de forma automática hacia el punto indicado para confirmar que efectivamente se trata de un dron. Comparando la imagen con la base de datos se logra determinar de qué tipo de dron se trata, lo que ayuda al sistema ARMS de Indra a definir cuál es la estrategia más eficaz para contrarrestarlo.
El sistema también escucha y estudia cómo se está comunicando el dron, qué tipo de enlace de datos está utilizando, en qué frecuencia, cómo recibe información para orientarse, pudiendo incluso a determinar desde dónde está siendo controlado y por tanto dónde se encuentra el piloto. Como si de un objetivo militar se tratase, el sistema observa el dron y recoge toda la información posible antes de pasar a la acción y contrarrestarlo.
La información recogida por todos estos sensores se recibe en un centro de control. El operador visualiza en unas pantallas la alerta y comprueba la información que le facilita el sistema. Esta información también es integrada con los sistemas UTM (Unmanned traffic management). Estos últimos se encargan de vigilar e integrar la información de tráfico de drones lícita con la que proveen los sensores del ARMS. Toda la información queda a disposición de los sistemas ATM para habilitar una gestión segura de los aviones tripulados y el restablecimiento ágil del servicio aeroportuario.
Sobre un plano digitalizado se ha determinado previamente la zona a vigilar, más amplia, y la que hay que proteger y que en caso de ser sobrevolada generará una respuesta del sistema. Una respuesta que puede llevarse a cabo de forma supervisada o incluso de manera automática si el riesgo lo justifica.
Para conseguirlo, el sistema ARMS utiliza un inhibidor de frecuencia en distintas bandas con el que interfiere la señal de los equipos de geolocalización de la aeronave y el enlace de comunicaciones que permite al piloto controlarla remotamente. El objetivo del sistema es hacerla aterrizar en una zona determinada escogida sin que cause daños.
El grado de inteligencia del sistema de Indra es tan elevado que puede llegar incluso a aplicar técnicas de spoofing, con las que suplanta la señal de posicionamiento del dron para engañarlo y asumir su mando y poder hacerlo aterrizar en el lugar que deseemos. También está dotado de capacidad de aprendizaje continuo, incorporando avanzados algoritmos que hacen que el sistema disponga de la inteligencia necesaria para ganar precisión cuanto más se utiliza.
Drones peligrosos
Los drones son cada vez más populares, baratos de adquirir y fáciles de pilotar, lo que puede llegar a convertir estos artefactos en extremadamente peligrosos en las manos de personas sin escrúpulos. Además de suponer un peligro para un aeropuerto, los drones también pueden utilizarse para invadir la privacidad, poner entredicho la seguridad de una planta nuclear, atacar el sistema de distribución energética de una ciudad, o poner en grave riesgo la seguridad de un evento deportivo multitudinario.
En la actualidad, el uso de drones de pequeño tamaño para realizar trabajos fotográficos o de medición comienza a ser bastante habitual. En los próximos años, el empleo de estas aeronaves crecerá exponencialmente a medida que la normativa vaya regulando y facilitando su uso y se vayan utilizando en nuevos sectores, como el de la logística y transporte. Plantas industriales, infraestructuras críticas, aeropuertos y edificios oficiales deberán estar preparados para protegerse y asegurarse de que estas aeronaves no invadan su espacio, dado que podrían llegar a emplearse para atacarlas o vigilarlas.
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