viernes, 1 de febrero de 2019

CINCO CAMBIOS QUE HAN HECHO DE LOS ESTADIOS UN LUGAR SEGURO

La consolidación de figuras como los directores de seguridad en cada club, los informes exhaustivos sobre actos antideportivos en cada partido o la sofisticada tecnología que permite identificar a los infractores han reducido drásticamente la violencia

Cinco cambios que han hecho de los estadios un lugar seguro
Los números son contundentes. El pasado año se registraron cuatro infracciones de seguridad de las calificadas como muy graves en los estadios españoles. Muy lejos de las 150 que se produjeron en la temporada 2014/15, según refleja la Memoria de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte. En esa categoría entra lo peor que puede ocurrir en un recinto: actos violentos con muertos o heridos, lanzamiento de bengalas con daños personales, violar la prohibición de acceso a los campos… También se han conseguido frenar las peleas entre grupos violentos o agresiones de estos a otros aficionados. Si en la 2015/16 se registraron 30 de estos incidentes en LaLiga Santander, LaLiga 1|2|3 y Copa del Rey, el año pasado esta cifra se redujo a 17, prácticamente la mitad.
El cambio ha sido radical y ha ocurrido en apenas cuatro años. Los estadios de fútbol se han convertido en zonas más seguras gracias especialmente a las medidas impulsadas por los legisladores y LaLiga. Hay un control más estricto de los violentos, todos los clubes cuentan de forma obligatoria con un director de seguridad, la tecnología de la seguridad se ha sofisticado y la vigilancia y denuncias han aumentado.
Fernando Bernal es el director de seguridad del Sevilla FC desde 2015. Anteriormente era oficial de la Unidad de Intervención Policial, que se encarga de velar por la seguridad y el orden público en la mayoría de los partidos. Su visión de lo que ha ocurrido es, por lo tanto, doble: “La profesionalidad y coordinación de las fuerzas de seguridad públicas y privadas en estos grandes dispositivos no tiene parangón en Europa. Todo gracias a una legislación que arranca con la Ley 19/2007 y que se sigue mejorando. Además, creo que la labor pedagógica y de concienciación que se ha hecho en este país ha sido importantísima. La mentalidad del aficionado ha cambiado mucho en muy poco tiempo”.
Coincide Juan Carlos Privado, coordinador de seguridad del área de Integridad y Seguridad de LaLiga, que señala además un punto de inflexión en la lucha contra la violencia en el fútbol: “Fue la muerte de Francisco Javier Romero, el hincha del Deportivo de La Coruña conocido como Jimmy, la que provocó el compromiso definitivo de clubes e instituciones y la creación de un plan estratégico que ha dado sus frutos”. Fue en noviembre de 2014. Desde entonces, la transformación se ha producido en cinco ejes principales, como apuntan ambos expertos. Estos son los pilares del cambio:

Todos los clubes cuentan con directores de seguridad obligados a intercambiar información

Cada club tiene un director de seguridad, que además ha de ser la misma persona durante toda la temporada, salvo casos excepcionales. Estos responsables están obligados a comunicarse entre sí antes del partido de sus equipos para intercambiar información. Además, son los responsables de establecer los dispositivos de seguridad privada para cada choque en contacto permanente con la otra figura clave: el coordinador de seguridad, que es el mando policial al mando en cada evento.
“Lo habitual es que haya dos comunicaciones formales para cada partido, que se producen por vía telefónica y escrita, y otras muchas informales según se aproxima el encuentro”, desarrolla Fernando Bernal. El club visitante entrega al local unos formularios en los que se indica cuántas entradas se han vendido de las que han sido puestas a disposición de la afición foránea, cómo van a viajar y hospedarse el equipo y sus fans y, si se da el caso, qué grupos pueden suponer una amenaza. Esa información se suma al resto de cálculos (importancia del partido, rivalidad entre los equipos, previsión de afluencia al campo…) para evaluar el nivel de riesgo del partido, y a partir de ahí, el modelo de dispositivo de seguridad que establecerán las autoridades policiales y el club.
“En el caso del Sánchez Pizjuán [un estadio de casi 45.000 espectadores que casi siempre se acerca al lleno], solemos contar con 240 vigilantes de seguridad privada apoyados por 110 auxiliares de seguridad en un partido de riesgo normal”. Antes, la comunicación no estaba regulada. Los directores de seguridad de los clubes, si existían, no tenían por qué conocerse unos a otros. Ahora incluso se convocan reuniones periódicas entre ellos y las fuerzas policiales para mejorar los protocolos.

Violentos identificados y fuera de las gradas. 150 individuos no pueden pisar un estadio en España

Los grupos violentos están identificados y más controlados. La afición visitante tiene ahora entradas nominativas. Para acceder a la zona del estadio reservada y especialmente acotada para ellos, los aficionados deben presentar su DNI o pasaporte, y que este coincida con lo que se lee en la entrada. Los clubes de LaLiga Santander y LaLiga 1|2|3 han expulsado, arrinconado o minimizado a sus grupos más radicales para que no supongan un problema. “Muchos los han sustituido por gradas de animación, que además acceden al estadio mediante control biométrico, con su huella dactilar”, subraya Juan Carlos Privado. Si algún hincha incurre en actos violentos dentro o fuera del estadio, se expone a ser vetado de cualquier evento deportivo. “En nuestro estadio tienen prohibida la entrada entre 10 y 15 personas aproximadamente”, afirma Bernal. La cifra ronda las 150 personas en las dos categorías del fútbol profesional español.
Los ultras organizados se persiguen con mayor interés que antes. El pasado mayo una sentencia pionera abrió un nuevo camino. Once miembros de Indar Gorri, grupo radical vinculado a Osasuna, fueron condenados por asociación criminal y conspiración para cometer el delito de lesiones. Un nuevo paso para desarticular a estos colectivos, pero no el único: “La eliminación de su simbología de los estadios también ha tenido un efecto muy positivo. No solo porque anula en cierto modo su sentimiento de pertenencia y la exhibición de elementos radicales, sino porque les quita publicidad. Y si no se conocen sus marcas, nadie va a comprar sus productos, que es una de sus principales líneas de financiación”, destaca Juan Carlos Privado.

Mayor vigilancia en los estadios con tecnología punta. 4K para identificar y biometría en los accesos

“Grabamos en audio y vídeo todo lo que pasa en las gradas con cámaras de alta resolución [4K]. Los cánticos ofensivos también quedan registrados gracias a las imágenes de la retransmisión deportiva, que pueden exponerse como evidencia ante las autoridades”, asegura Juan Carlos Privado. Los accesos a los estadios también tienen cámaras. De esta forma se logró identificar y detener en pocos días al agresor de un guardia de seguridad del Wanda Metropolitano (que perdió un ojo a consecuencia de las heridas) a finales de 2017. “Los sistemas de detección de metales, las cámaras, la inversión en formación y contratación de personal… Hemos evolucionado muchísimo en muy poco tiempo. Nuestros estadios están mucho mejor dotados que los de nuestro entorno”, señala Fernando Bernal del Sevilla FC, club pionero en usar perros para la detección de explosivos o material pirotécnico como bengalas. El responsable de seguridad del club sevillista señala que gracias a estas medidas el Pizjuán no ha vivido ningún episodio de violencia física, lanzamiento de objetos o uso de bengalas en los cuatro años que lleva en el cargo. En toda la temporada pasada, solo se denunció un episodio con bengalas y diez de lanzamiento de objetos en todos los partidos de LaLiga.
“La innovación tecnológica, por razones obvias, es la principal línea de avance para los próximos años, ya que en España toda la labor de legislación, formación y concienciación lleva muy buen camino desde hace tiempo”, analiza Bernal. La biometría controla, de momento, el acceso a las gradas de animación, pero en el futuro su uso se generalizará. “La idea del Sevilla FC es que lo que sirve para una parte de la grada sirve para todo el estadio. Queremos instalar el acceso por biometría en todo el Ramón Sánchez Pizjuán, remodelando todas las puertas de acceso y salida para lograr que a corto o medio plazo todo el público tenga esta posibilidad”. El proyecto ya está en marcha, pero el club aún no ha decidido si la identificación será dactilar o facial. LaLiga ya es segura, y lo será cada vez más.

Procesos judiciales contra los violentos. LaLiga presente como acusación particular

LaLiga presentó la pasada temporada 75 denuncias ante la Comisión Antiviolencia y el Comité de Competición, 51 de ellas por cánticos ofensivos registrados en los estadios. Cánticos de radicales son sistemáticamente denunciados con la mayor precisión. LaLiga, con la ayuda del director de partido, se encarga de detectar de forma exhaustiva los comportamientos relacionados con la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia que se dan durante un partido de fútbol.
Este es un ejemplo real del tipo de denuncia que se suele presentar acompañada de pruebas documentales: “En el minuto 7 de partido, unos 500 aficionados locales, entonaron de forma coral y coordinada durante aproximadamente 12 segundos, el cántico ‘XXXX bastardo”. Se persiguen los insultos, las incitaciones a la violencia, el racismo o la homofobia; dirigidos contra jugadores, cuerpo técnico, árbitros o aficiones rivales.
LaLiga también se presenta como acusación particular en algunas causas penales, como la de la muerte del propio Jimmy, para que en ciertos casos el proceso judicial pueda tener lugar. También se ha personado en el caso de la reyerta ocurrida en 2016 entre los grupos radicales de Getafe y Zaragoza en las inmediaciones del Coliseum Alfonso Pérez. O en la denuncia contra un aficionado del Real Oviedo por agredir a un guardia de seguridad en las puertas del Carlos Tartiere el pasado 20 de abril. El suceso, también en este caso, fue captado por las cámaras del estadio.

La labor pedagógica. Animar al equipo no significa insultar al rival

Los cánticos ofensivos han pasado a ser mal recibidos por buena parte de la grada. Los estadios recuerdan con megafonía o desde sus videomarcadores que animar a un equipo no significa insultar al rival. Instituciones y clubes fomentan la afición sana al fútbol y los hermanamientos entre peñas desde Aficiones Unidas. LaLiga envía temporada tras temporada documentos informativos para todos los equipos con normas y recomendaciones. Recomiendan la puesta en marcha de “campañas institucionales de rechazo ante cualquier tipo de violencia” y “medidas preventivas”, como la emisión de mensajes previos al encuentro o la organización de actos de confraternización con peñas rivales.
Los equipos y las instituciones que rodean al deporte español son los primeros interesados en acabar con la violencia física y verbal. “Una de las principales vías para terminar con esta lacra a medio o largo plazo es la concienciación y la pedagogía. El Sevilla lleva ya seis años con la campaña Cordiality, que a través de pancartas, vídeos, eventos o acciones en redes sociales fomenta la tolerancia y el respeto en el fútbol”, expone Fernando Bernal, que asegura que la labor pedagógica es “probablemente la más difícil de realizar, pero la que mayores cambios ha provocado”.

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