Los efectos de la paliza aún son visibles en su cara. Tiene los párpados hinchados, la nariz ensangrentada y el cuerpo molido a golpes. Jaime, nombre figurado del vigilante agredido el pasado domingo por más de 20
«Y podría haber sido peor», dice el empleado de seguridad, que tras varios años de trabajo en el centro es la primera vez que es agredido de forma tan brutal. «Habían golpeado a educadores, pero a los vigilantes de esta forma, nunca».
Los internos, algunos de ellos magrebíes que habían sido castigados por su mal comportamiento, le propinaron golpes en la cara y le patearon en el suelo cuando él y otro vigilante intentaron impedir que saliesen de su habitación.
La agresión ocurrió a última hora de la jornada en el centro de primera acogida de menores de Hortaleza donde ingresan los chicos en desamparo que llegan a la capital.
A las 23.30 horas del pasado domingo el vigilante fue avisado al detectarse un grupo de internos muy agresivo que trataba de entrar en una zona que tenían restringida. «Los chicos estaban castigados y no podían moverse, pero salieron y subieron a otras estancias donde tenían prohibido entrar. Pensamos que querían ir a por alguna sustancia, estaban muy alterados, como si hubiesen inhalado pegamento», recuerda el vigilante.
«Al tratar de impedirles el paso uno me golpeó por la izquierda y otro me dio un puñetazo por la derecha. Empecé a sangrar y vino otro y me dio otro golpe que me tumbó. En el suelo me patearon todo el cuerpo. No me dio tiempo ni a pedir auxilio por la malla (la emisora) y perdí el conocimiento», señala el vigilante.
Cuando se despertó estaba siendo atendido por los médicos y ya habían llegado los agentes de la Policía Nacional.
FISCALÍA DE MENORES
Solo los tres primeros agresores fueron identificados y denunciados por el ataque ante la Fiscalía de Menores.
«Nos habían amenazado e insultado pero esta agresión tan salvaje nunca había ocurrido», relata el empleado, que asegura que, pese a todo, volverá el próximo sábado al recinto a su puesto de trabajo si le dan el alta médica. «No tengo miedo de volver pero sí es un poco frustrante tener que enfrentarme de nuevo a ellos», señaló.
Mientras que los vigilantes reclaman más medios y seguridad los educadores del centro de menores también piden que se mejoren los recursos y que se trate de forma terapéutica y especializada al grupo de menores que protagonizan los incidentes y que «inhalan pegamento y disolvente».
«Estamos desbordados, lo ocurrido al vigilante es el colofón al hacinamiento del recinto y aquí no tenemos recursos para atender a algunos menores con este tipo de adicciones», explicó con desánimo uno de los educadores. «En el último año el 65% de los trabajadores del centro ha estado de baja y esto es intolerable, aunque es cierto que se han tomado medidas, son insuficientes», agregó otro compañero.
La Comunidad de Madrid niega que el centro esté saturado. Asegura que en el recinto hay dos centros, «uno el de Hortaleza con capacidad para 52 personas (17 de ellas plazas de reciente creación) y otro el Isabel Clara Eugenia con capacidad para 93 (38 de estas plazas nuevas)».
Añade el Gobierno regional que se está «haciendo un enorme esfuerzo, con presupuesto propio, para atender la llegada de estos menores extranjeros no acompañados y que se ha ampliado la red estable y el contrato de más plazas de emergencia con entidades especializadas». Agregan que se «han creado, en total, más de 200 plazas y en breve se aprobará una nueva declaración de emergencia con más de 40 nuevas plazas».
Además, la Comunidad de Madrid señala que se han tomado "todas estas medidas a pesar de que el Gobierno de Sánchez ha mirado para otro lado en la crisis de los menas, consecuencia directa de su incapacidad para abordar el problema de las crisis migratorias y que ha hecho que desde que empezó 2019, hayan llegado a nuestra región 652 menores extranjeros no acompañados (casi 1.600 en 2018)".
Por último, señala la Consejería que "la seguridad en este centro se ha reforzado coincidiendo con los momentos de más ocupación y, actualmente, aunque la sobreocupación ha disminuido notablemente, el número de efectivos de seguridad privada se ha mantenido idéntico, siempre atendiendo a lo demandado por la dirección del centro".
"Tras lo sucedido el pasado fin de semana, hemos contactado con la Dirección del Centro y no nos ha solicitado más vigilantes de seguridad. Solo nos ha pedido un educador más para el turno de noche, que vamos a atender", insisten desde la Comunidad.
No obstante, como dijo ayer el vicepresidente regional, el Ejecutivo autonómico "está en continua conversación con los responsables de los centros de menores por si fuese necesario reforzar las medidas de seguridad o incrementar el número de efectivos dedicados a las tareas de vigilancia".
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