Los trabajadores harán huelga en Nochevieja y la noche de Reyes
Un grupo de grafiteros ataca a unos vigilantes del Metro / Archivo
La inseguridad es el principal problema de Barcelona. La proliferación de narcopisos y el aumento de los delitos castigan el prestigio de la Ciudad Condal, amenazada ahora por el terrorismo yihadista. Y en plena psicosis por el temor a un nuevo atentado terrorista, el metro de Barcelona no tendrá vigilancia durante fin de año y la noche de Reyes.
Según informó hace unos días Metrópoli Abierta, Los vigilantes de metro de Barcelona harán huelga durante dos jornadas que se prevén muy complicadas en el suburbano de la ciudad. Los trabajadores están cansados de las agresiones que sufren por parte de algunos usuarios -entre ellos los grafiteros- y piden una solución a Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). El paro de Nochevieja se iniciará a las 06.00 horas del día 31 y acabará 24 horas después y se repetiría en el mismo horario entre los días 5 y 6 enero.
La huelga ha sido convocada por los sindicatos ADN, el mayoritario en el sector, y SPS. Unos 700 empleados están llamados a dejar sus puestos de trabajo dos noches de uso masivo del suburbano y en las que el metro funcionará ininterrumpidamente. Tradicionalmente, la noche de fin de año es habitual que se produzcan numerosos actos de vandalismo en el metro, y el 5 de enero suelen crecer los robos por parte de carteristas durante la cabalgata de reyes.
LAS DEMANDAS DE LOS VIGILANTES
La principal petición del colectivo es poner fin a los patrullajes en solitario, pero también solicitan análisis periódicos de los servicios para saber cuándo serán necesarios refuerzos. Otras de las demandas del colectivo son recibir formación continuada, disponer de más instrumentos para repeler las agresiones (como esprays de gel), que TMB ofrezca apoyo jurídico a un vigilante que pueda ser denunciado y que en determinados operativos al menos haya cuatro vigilantes.
Los vigilantes citan la necesidad de ampliar el personal en las peticiones de billetes a los viajeros -por cada 10 interventores hay dos vigilantes-, en actuaciones en zonas de conflicto y si tienen que luchar contra la presencia de carteristas. Estos trabajadores se muestran especialmente preocupados por la elevada presencia de vendedores ambulantes del top manta en los andenes del metro de plaza de Catalunya y el escaso número de vigilantes desplegados para evitarlo.
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