lunes, 31 de diciembre de 2018

El tajo empieza con los cuartos

Varios miles de profesionales pasarán la última noche del año al pie del cañón para lograr que sectores tan prioritarios como la sanidad, la seguridad o el transporte sigan funcionando a pleno rendimiento

Gustavo Adolfo Martínez Navarro, junto a un Buhobús de la empresa Latbus que operará en Nochevieja. / Vicente Vicéns / AGM
Gustavo Adolfo Martínez Navarro, junto a un Buhobús de la empresa Latbus que operará en Nochevieja. 

Diez calles a la derecha y diez calles a la izquierda. El entramado de la urbanización Portón de Los Jerónimos, junto al campus de la Universidad Católica de Murcia, se lo conoce al milímetro Juan Martínez Peñalver. «Hay cuatrocientos chalés y un buen puñado de pisos», precisa este empleado del Grupo Sureste, que la próxima Nochevieja tendrá que hacer un receso en su turno de trabajo para recibir el Año Nuevo. «Pondré la radio en la garita para tomarme las uvas con mi compañero», avanza este vecino de Sangonera la Verde, de 49 años, que se ocupará de controlar que los amigos de lo ajeno no visiten este complejo residencial aprovechando la ausencia de muchos de sus moradores por los cotillones y las vacaciones de Navidad. «En estas fechas llevamos un control más exhaustivo de identificación de vehículos». Juan será uno de los miles de profesionales de la Región del sector de la seguridad, sanitario, transporte, servicios... que verán cómo el desarrollo de su jornada laboral coincide con el sonido de los cuartos y las campanadas de la última noche de 2018.
337
médicos permanecerán de guardia en Nochevieja en los once hospitales de la Región. Además, en estos centros habrá 1.170 enfermeros operativos esa noche.
8
conductores de Latbus prestarán en Nochevieja el servicio de Buhobús.
20
personas trabajarán en Nochevieja en el restaurante El Rancho.
90
funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía prestarán servicio en las diferentes unidades de la Región.
40
voluntarios de la Fundación Jesús Abandonado servirán a decenas de personas con escasos recursos la cena de Nochevieja.
102
vigilantes desplegará el Grupo Sureste por la Región el día 31.
Grupo Sureste«En el turno nocturno es más fácil detectar ruidos extraños»
Juan Martínez, en la garita de seguridad de la urbanización El Portón, en Los Jerónimos (Murcia).
Juan Martínez, en la garita de seguridad de la urbanización El Portón, en Los Jerónimos (Murcia). / VICENTE VICÉNS / AGM
Solo en el Grupo Sureste movilizarán por toda España a 436 vigilantes, de los que 102 estarán trabajando por la geografía regional para controlar hospitales, empresas, urbanizaciones... «Vamos rotando cada año, uno me toca trabajar en Nochebuena y otro en Nochevieja», explica Juan. Este oficial de primera de albañilería al que la crisis le obligó a reciclarse profesionalmente como vigilante de seguridad, desde hace cinco años siempre cubre los turnos nocturnos en el Portón de Los Jerónimos. «Trabajo de 22.00 a 6.00 horas, prefiero la noche porque no tengo hijos y todo está tranquilo en la urbanización y es más fácil detectar algún ruido extraño». Para el 31 de diciembre, los residentes agradecerán su trabajo llevándole algún pastelito y una copa de cava. Juan, a cambio, hará la vista gorda hasta una hora prudente con la música y el ruido de algunas de las fiestas que se celebrarán en los chalés. Pero será inflexible con los cohetes. «Lo más importante es cubrir bien el servicio». Juan y su compañero pasarán la Nochevieja rotando cada dos horas en el control de accesos y patrullando las calles con el coche. Cuando salga a las seis de la madrugada se dará un homenaje de churros y chocolate. «Al Año Nuevo solo le pido salud y trabajo».
Latbus«Tengo vocación de servicio, lo primero es el viajero»
Esto último tampoco le faltará a Gustavo Adolfo Martínez Navarro, tercera generación de conductores de autobús de su familia. «¡Terminaré el año trabajando y lo empezaré trabajando!», clama sonriente este chófer de Latbus, de 45 años, que en Nochevieja será uno de los ocho conductores del servicio de Buhobús que se prestará en Murcia desde las 23.00 hasta las 5.30 horas.
«De pequeño soñaba con conducir un autobús como mi abuelo y mi padre», recuerda con cariño este vecino del Barrio del Progreso. «Tengo vocación de servicio y para mí no es ningún problema trabajar el 31 de diciembre». Eso sí, en casa de su suegra cenarán «un poquito antes» para pasar algo de tiempo con su mujer y su hija antes de que empiecen a sonar las campanadas. «Es una noche complicada», admite sobre el estado en el que llegarán algunos viajeros al bus, bien bajo los efectos del alcohol o de alguna sustancia estupefaciente. Gustavo tiene una 'receta' para lidiar con ellos: «Cuando hay algún problema siempre trato de poner paz; si alguien viene mal lo siento cerca de mí para tenerlo controlado o lo mando al fondo para que duerma la 'mona'».
Para que nada enturbie el viaje de los usuarios del Buhobús, este servicio nocturno de Latbus cuenta con personal de seguridad, y si algún viajero echa hasta la primera papilla por el cóctel explosivo de cena pesada y cubatas, habrá personal de limpieza operativo en Nochevieja. Tras más de dos décadas al volante, ya nada le pilla por sorpresa a Gustavo, que ha lidiado con jóvenes que se han colgado de la barandilla del autobús como monos y que una vez evitó una agresión sexual en una línea de bus de playa en la que trabajaba, cuando un magrebí trató de propasarse con una viajera de 16 años. «El viajero es lo primero».
Jesús Abandonado«El voluntariado es bonito y no podría dejarlo»
El voluntario Joaquín Hernández ayudando, sonriente, en la consigna de Jesús Abandonado.
El voluntario Joaquín Hernández ayudando, sonriente, en la consigna de Jesús Abandonado. / J. A.
Y para Joaquín Hernández Fernández lo primero son los más necesitados desde que hace cinco años empezó su labor en la Fundación Jesús Abandonado. «Un día me presenté allí y les pregunté en qué podía ayudar». Desde entonces, todos los domingos, este empresario del sector de las bebidas, de 42 años, se encarga de la consigna del centro de acogida que tiene la fundación en la carretera de Santa Catalina. «No podría dejar el voluntariado porque es algo bonito y pasar un domingo sin verlos sería extraño».
Tiene esposa y tres hijos y esta será la tercera Nochevieja que les quite tiempo a ellos para despedir el año con personas 'sin techo'. «Es una fecha muy señalada en la que los usuarios de Jesús Abandonado están especialmente tristes», reflexiona Joaquín.
Tal es su entrega que también forma parte del equipo de calle. «Por las noches salimos a repartir mantas, café...», detalla sobre su labor en este programa el empresario de la pedanía de Santo Ángel. La fundación recibirá el Año Nuevo con sendas cenas en el comedor social de la calle Baraundillo y el centro de Santa Catalina, a base de caballitos, crocanti de queso, vieira gratinada, chuletas de cordero lechal... Todo ello, gracias al trabajo de 40 voluntarios entre los que estará Joaquín. «Cuando acabe el servicio me iré a casa con la familia».
Urgencias en La Arrixaca«Esa noche intentamos sonreír un poco más»
El médico Jaime Gómez Vargas en la unidad de Urgencias de La Arrixaca.
El médico Jaime Gómez Vargas en la unidad de Urgencias de La Arrixaca. / VICENTE VICÉNS / AGM
Uno de los servicios más duros de la última noche del año será el de Urgencias. «Las enfermedades no entienden de fiestas», remarca rotundo el doctor Jaime Gómez Vargas, que ya se ha hecho el cuerpo a pasar la última noche del año trabajando, después de dos décadas en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. El coordinador de la puerta de Urgencias del hospital más grande de la Región será uno de los 337 facultativos que estarán al pie del cañón durante Nochevieja en alguno de los once centros hospitalarios de las nueve áreas de salud de la Región. A esta cifra hay que sumar los médicos de los servicios de Urgencias de Atención Primaria, el SUAP y los de las Unidades Medicalizadas de Emergencias (UME); además de los 1.170 enfermeros, auxiliares, celadores... que, según cifras ofrecidas por la Consejería de Salud, desempeñarán su labor mientras resuenan las campanadas más esperadas.
Fuentes de la Consejería subrayan que «el día 31 se establece el 50% de la plantilla de un día normal en todos los hospitales de la Región y en los servicios de urgencias de Atención Primaria, SUAP y Unidades Medicalizadas de Emergencias». Un amplio equipo que trabajará esa noche, como cualquier otra, para velar por la salud de los murcianos. «La gente que viene al hospital en Nochevieja es porque está muy malita; si no, intenta aguantar un poco en casa para no mover a toda la familia», remarca Gómez Vargas. «Intentamos sonreírles un poco más». El equipo de guardia de La Arrixaca suele preparar una pequeña cena para compartir en algún hueco, si el discurrir de la noche y las emergencias lo permite. «Intentamos con mucho espíritu tener un ratito, pero muchos años me he quedado sin tomar las uvas», apunta este profesional. La última noche de 2018 llega al hospital cargada de urgencias relacionadas con accidentes de tráfico o con los excesos propios de la fiesta. «Una de las mejores noches del año se puede convertir en la peor», lamenta.
En las filas de la Policía Nacional«Para nosotros es una noche de mucho trabajo»
El subinspector Marcos García Ordóñez (dch.), junto a su equipo, a las puertas de la Comisaría de Policía de Murcia.
El subinspector Marcos García Ordóñez (dch.), junto a su equipo, a las puertas de la Comisaría de Policía de Murcia. / EDU BOTELLA
Para el subinspector Marcos García Ordóñez, jefe de grupo de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) del Cuerpo Nacional de Policía, trabajar en Nochevieja no es ninguna novedad. Ha arrimado el hombro veinte de los veintidós años que lleva integrado en este cuerpo y ya admite que su profesión le obliga a permanecer de servicio mientras los demás disfrutan. «Doy por asumido que voy a trabajar y la familia también», remarca. «Cuando pasan las fiestas, se intenta dar días libres por estos servicios».
La última noche del año, unos 90 funcionarios de este cuerpo prestarán servicio en toda la Región, según los datos facilitados por la Jefatura Superior. Estos profesionales se organizan en turnos de tal forma que algunos de ellos comienzan su jornada a las 22.00 del 31 de diciembre, otros a las 23.00 y otros, como el subinspector García Ordóñez, tras las campanadas, cuando empiezan a correr la sidra, el cava y el champán. «No paramos desde que la gente empieza a beber», anota, «aunque los problemas empiezan sobre todo en torno a las dos y media o tres de la madrugada».
Este profesional, originario del murciano barrio del Carmen, se encuentra, desde hace siete años, al frente de uno de los grupos de la UPR, una unidad de seguridad ciudadana que resulta clave en una noche marcada por las macrofiestas y por el exceso de alcohol y las drogas. Por volumen, los asuntos más importantes a los que se enfrentan son las peleas, los episodios vinculados a las intoxicaciones etílicas o las riñas familiares. El control de aforos en el caso de las macrofiestas es otra de las prioridades de este grupo, volcado en evitar problemas de seguridad en una noche mágica. «También estamos muy pendientes de los robos con fuerza en viviendas».
La noche del 31 de diciembre está señalada en el calendario para los ladrones. «Cuando recibimos un aviso de algún vecino o algún testigo nos tenemos que desplazar a la zona muy rápido», subraya. Una vez que el alba comienza a despuntar, este grupo se orienta también a una labor asistencial, recogiendo a algunos vecinos que, tras varias copas de más, dormitan en paradas de autobús, incluso en portales de bloques de viviendas. «Tratamos de evitar que puedan sufrir un hurto o cualquier ataque aprovechando su estado».
Restaurante El Rancho«Pararemos el servicio unos minutos para tomar las uvas»
Magali Laura ultima los detalles del banquete en El Rancho.
Magali Laura ultima los detalles del banquete en El Rancho. / J. M. RODRÍGUEZ
Tampoco disfrutará de descanso en Nochevieja Magali Laura Castello. Esta argentina, natural de Buenos Aires, recuerda su llegada a La Manga del Mar Menor como «unas vacaciones inolvidables». Tanto le encantaron que, como rememora ahora con una sonrisa, «por las cosas de la vida ya nunca me quise mover de aquí». Repartió currículos a lo largo y ancho de La Manga, hasta que encontró un empleo a orillas del Mediterráneo, a escasos metros del faro de Cabo de Palos. Y una década después, ya como encargada, ahí sigue al frente del restaurante El Rancho. A pocas horas de afrontar la que será su tercera Nochevieja lejos de su familia, en plena faena con el servicio de mesas, admite que «no será la primera vez y no me importa».
Magali se consuela pensando que «aquí tengo a mi primo» y un año más «pasaremos el servicio con naturalidad, como una fiesta más con los compañeros». En la última cena de 2018 tendrán el restaurante lleno hasta los topes. Nueve efectivos en los fogones y once camareros atenderán a 150 comensales, con un menú cargado de manjares y en el que el plato estrella será el solomillo de lomo alto argentino con salsa de boletus. También servirán gamba roja y tartar de salmón marinado, entre otras delicias para el paladar. «Es un día muy especial y lo vamos a dar todo», sostiene convincente. «No vamos a parar un minuto, pero con organización y la experiencia que tenemos lo sacaremos adelante».
La jornada para Magali empezará alrededor de las ocho de la tarde, para ultimar los preparativos antes de que lleguen los comensales, sobre las nueve de la noche. Con su familia a miles de kilómetros de distancia, cenará el menú de El Rancho en compañía del resto de camareros y cocineros, bien antes o después del servicio, pasada la medianoche. «Está claro que en veladas así hay más ajetreo que un día normal. Llegado el momento de las uvas, vamos a hacer un paréntesis, los cocineros saldrán al salón y recibiremos el nuevo año con abrazos y un brindis antes de continuar y recoger las mesas. Es lo natural».
Con el 99% de su familia en Buenos Aires, tendrá que esperar hasta bien entrada la madrugada para felicitar el 2019 a su gente. «Allí son cuatro horas menos. Hablaré con ellos por teléfono, por videollamada. He tenido la posibilidad de pasar allí la Navidad, pero decidí quedarme porque me viene mejor viajar en otra época», confiesa. Además, se cobra mejor que por un día de trabajo normal. «Se gana un poco más, si eliges este día supone un incentivo, que suele rondar un 40% o un 50% más que una jornada normal, dependiendo del cargo y la experiencia». También conlleva algún día de libranza. Cuando acabe el servicio, Magali y el resto de sus compañeros irán al cotillón que organiza el Bondi Beach, a escasos metros de El Rancho, y cuyo propietario es el mismo: Luis Gestoso.
Eso ocurrirá bien entrada la madrugada. A esas horas todavía quedarán otros murcianos currando. Valgan como ejemplo los 4.000 camioneros que, según la Federación Regional de Organizaciones Empresariales de Transporte de Murcia, estarán cubriendo rutas por Europa debido a que estas fechas coinciden con la temporada alta de hortalizas y verduras. En la costa, la Delegación del Gobierno avanza que para gestionar la llegada de pateras estará operativo un retén de 26 efectivos, con embarcaciones. En su turno de trabajo se solapará la Nochevieja con el amanecer del día de Año Nuevo.

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