Según el denunciante, la acusada, que también le arañó y mordió, le atacó con un vaso porque él le dijo que no se podía fumar dentro de un pub de Tejares donde trabajaba
La acusación particular solicitó una pena de cuatro años de cárcel y el pago de una indemnización de 2.425 euros, para una mujer acusada de agredir con un vaso al vigilante de un pub de la calle Tejares, cuando éste le solicitó que apagara el cigarrillo que llevaba encendido.
La versión de la acusada, S.R.A., fue muy diferente, ya que narró que el 21 de junio de 2015, sobre las 5,45 horas se encontraba en un pub y fue a buscarla el vigilante del local, porque tenía un cigarro apagado en la mano. «Me sacó en volandas y dejó todas mis cosas dentro, el bolso y la chaquetilla que llevaba».
Por esa razón, la mujer volvió a entrar en el establecimiento a coger sus cosas y, según su versión, él la retuvo para que no se fuera, presionándole el pecho, razón por la que ella forcejeó y pudo arañarle en la cara. Si que negó la agresión con el vaso. «En el bar hay una estantería de metal con vasos y puede que en uno de los empujones que me daba a mí, se golpeara la cabeza».
En cuanto al mordisco en la mano, aunque inicialmente dijo que no lo recordaba, afirmó que se produjo cuando trataba de defenderse. «Fue por instinto de supervivencia, para poder respirar».
A continuación declaró el vigilante de seguridad, que manifestó que la madrugada de los hechos salió el jefe y le dijo que en el local había una chica con la que estaba discutiendo, porque estaba fumando y no atendía a razones.
Por esta razón, el vigilante fue hacia ella, que tenía el pitillo encendido y discutía con uno de los socios del establecimiento, y le dijo que le acompañara a la puerta. Cuando él le quitó el cigarrillo y lo apagó e iba a cambiar la bebida del vaso de cristal a uno de plástico, la procesada le golpeó con el vaso. Cuando él le agarró la mano, para evitar que le agrediera de nuevo, la mujer le arañó la cara y le mordió en una mano.
El vigilante negó que la hubiera echado del local sin sus pertenencias y que la hubiera agredido o presionado el pecho, aunque comentó que la retuvo un momento, hasta que su compañero avisó a la Policía que estaba a la vuelta de la esquina, porque era una hora próxima al cierre. «Ella misma se lío otra vez con la Policía». También afirmó que iba bebida.
La versión de la acusada, S.R.A., fue muy diferente, ya que narró que el 21 de junio de 2015, sobre las 5,45 horas se encontraba en un pub y fue a buscarla el vigilante del local, porque tenía un cigarro apagado en la mano. «Me sacó en volandas y dejó todas mis cosas dentro, el bolso y la chaquetilla que llevaba».
Por esa razón, la mujer volvió a entrar en el establecimiento a coger sus cosas y, según su versión, él la retuvo para que no se fuera, presionándole el pecho, razón por la que ella forcejeó y pudo arañarle en la cara. Si que negó la agresión con el vaso. «En el bar hay una estantería de metal con vasos y puede que en uno de los empujones que me daba a mí, se golpeara la cabeza».
En cuanto al mordisco en la mano, aunque inicialmente dijo que no lo recordaba, afirmó que se produjo cuando trataba de defenderse. «Fue por instinto de supervivencia, para poder respirar».
A continuación declaró el vigilante de seguridad, que manifestó que la madrugada de los hechos salió el jefe y le dijo que en el local había una chica con la que estaba discutiendo, porque estaba fumando y no atendía a razones.
Por esta razón, el vigilante fue hacia ella, que tenía el pitillo encendido y discutía con uno de los socios del establecimiento, y le dijo que le acompañara a la puerta. Cuando él le quitó el cigarrillo y lo apagó e iba a cambiar la bebida del vaso de cristal a uno de plástico, la procesada le golpeó con el vaso. Cuando él le agarró la mano, para evitar que le agrediera de nuevo, la mujer le arañó la cara y le mordió en una mano.
El vigilante negó que la hubiera echado del local sin sus pertenencias y que la hubiera agredido o presionado el pecho, aunque comentó que la retuvo un momento, hasta que su compañero avisó a la Policía que estaba a la vuelta de la esquina, porque era una hora próxima al cierre. «Ella misma se lío otra vez con la Policía». También afirmó que iba bebida.
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